Carta a mi abuelo

Hace ya algún tiempo que nos dejaste y creo que aún hoy no he sabido enfrentarme a tu ausencia, como tampoco en su dia supe cómo enfrentarme a tu enfermedad.
Fue tan duro ver como te ibas marchitando... tanto que, de una forma muy cobarde, decidí un dia, inconscientemente, no querer ver como el cáncer te apartaba de nosotros. Decidí no vivir con ese recuerdo tuyo. Preferí llevarte conmigo de la manera en la que mejor te recuerdo, con tu pijama, tu batín, tu gorra, dando paseos por el jardín con tu contador de pasos. Pero me arrepiento tantísimo de no haber sabido cómo despedirme. Mucha gente no tiene la oportunidad de decir adiós a los seres que aman y yo la desperdicié.
Me cuesta mucho escribirte precisamente a tí, que has sido un hombre de letras. Hace mucho me decían que era digna sucesora tuya, quizá sólo para animarme a escribir cuentos y fomentar mi hábito de lectura, no lo sé.

Hoy abrí la tapa del primer volumen de tu antología y no pude evitar llorar. No sabes lo orgullosa que se siente tu nieta de ti. Y esa foto me inspira tantas cosas.... Vas de luto riguroso (siempre lloraste a la abuelita), delante de un micrófono, seguramente para que pudieras agradecer el homenaje que te rendían. Si no recuerdo mal, fue cuando te otorgaron el Premio Ramon Llull en Mallorca... ahí estabamos todos contigo, emocionados, llorando contigo de alegría.

Ibiza te echa mucho de menos, abuelito. Tu vida ha sido la isla, la cual siempre te agradecerá que le hayas dado todas esas horas de investigación y pluma. Nos acercaste a sus gentes, a sus costumbres y tradiciones, a todos sus rincones. No podrías habernos dejado mejor herencia.

Te queremos, te echamos de menos. A la abuelita también. Seguro te está cuidando.

Tu nieta.